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Las niñas se organizaron en parejas y a cada una se le asignó, de manera aleatoria, uno de los diez personajes del relato. Con estos, debían dibujar y colorear un títere, además de imaginar y construir la historia del personaje antes del momento histórico en el que acontece nuestra narración. A una de las parejas, en lugar de la actividad con el personaje, se le pidió que escribiera un guión libre con la única condición de que debían usar a los mismos personajes.
 
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